La Cueva del Agua de Tíscar (Quesada, Jaén) es uno de esos lugares poco conocidos, más aún desde que ya no es necesario pasar por el Puerto de Tíscar para realizar el trayecto entre Quesada e Hinojares, una vía con bastantes curvas y condiciones meteorológicas muy duras en invierno. Un paraje que aúna naturaleza, historia y vida, y que una vez que lo visitas, no te importa tardar un poquito más en llegar a tu destino para poder disfrutar de su belleza. En nuestro caso, nuestro destino era la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas.

La Cueva del Agua surge por la acción del Arroyo Tíscar sobre la roca del Monte del Caballo, creando una oquedad llena de saltos, cascadas y pozas de agua, que forman un espectáculo natural lleno de vida, sobre todo en la época del deshielo.

También se le conoce como la Cueva de la Virgen de Tíscar, respecto a esto hay varias versiones de por qué recibe este nombre, pero la que más nos gusta es aquella que dice que allí fue donde se le apareció la Virgen al reyezuelo de Tíscar, Mahomad Abdón, en 1319: “… Según la leyenda, los moros que habitaban el castillo de Tíscar creían que la insistencia de los cristianos por conquistar su fortaleza se debía a que querían recuperar una imagen de la Virgen que ellos poseían. Por ello la arrojaron desde la torre, a la cerrada del río. Pero, mágicamente, la imagen volvía a aparecer de nuevo ante ellos una y otra vez. Su jefe, Mahomad Andón, enfurecido, la rompió en pedazos con su alfanje. Cuando los cristianos conquistaron el castillo, se enteraron de lo sucedido, y encontrando los pedazos los llevaron a reparar a Toledo. Pero, una vez más, la virgen reapareció milagrosamente en Tíscar…” Tras este acontecimiento se construyó el Santuario de Tíscar para darle culto, lugar que se ha convertido en un punto de peregrinaje y adoración, al ser la Virgen de Tíscar la patrona de Quesada. Muy visitado a lo largo del año y especialmente en dos momentos: el primero de ellos, “la traída” (primer sábado de mayo) romería para trasladar a la Virgen desde el Santuario a la Iglesia de Quesada, donde permanece hasta el último día de las fiestas de agosto; y, la romería para trasladarla al Santuario, el primer domingo de septiembre.

El Santuario de Tíscar alberga muchos detalles y pequeños tesoros, siendo el que más llama la atención la maqueta de la Cueva del Agua y el poema de Antonio Machado (1917) a la Virgen de la Sierra en la fuente de la plaza.

Interior del Santuario de la Virgen de Tíscar

Desde este lugar también se puede visitar el Castillo de Peñas Negras o de Tíscar.

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Volviendo a la Cueva del Agua, para acceder a ella hay dos opciones dejar el vehículo en el aparcamiento del Santuario de Tíscar (a unos 200 metros aproximadamente) o en un pequeño aparcamiento que hay justo en el comienzo del Sendero Cueva del Agua; ambas opciones son factibles, depende de la afluencia que haya ese día. El acceso a la cueva es mediante unas escaleras.

Además de la belleza de lugar, uno de sus atractivos es su propio acceso, hay que avanzar dentro de una gruta de unos 10-15 metros, una altura de 1 metro y en cuyo interior hay una acequia.

Al finalizar la gruta se abre la oquedad y nos encontramos la Cueva del Agua en todo su esplendor, en ese punto hay varios caminos y escaleras que te llevan por todo el lugar.