A veces necesitamos perdernos para encontrarnos

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En la actualidad existe un gran interés por parte del público en general en acercarse a la naturaleza. Para mí, la actividad del senderismo es mucho más que un deporte, es una necesidad básica a cubrir, igual que respirar o comer, no concibo la vida alejado de nuestras grandes masas forestales. Mi amor por el medio natural viene desde que tengo uso de razón, pero que sobretodo he aprendido a valorarlo a partir de mi adolescencia, dar largos paseos por la sierra siempre me ha dado una paz, una tranquilidad y un autoconocimiento que no he sido capaz de encontrar en ningún otro sitio, por ello decidí crear el Club Deportivo Vadilleros, para explotar mi pasión y hacer de ella mi modo de vida, realizando rutas periódicamente.

Me siento muy afortunado por vivir en la provincia española con mayor extensión de Espacios Naturales Protegidos, incluyendo el mayor Parque Natural de España y segundo de Europa, me refiero al Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, pero además tenemos a pocos kilómetros de la capital otros parques como el de Sierra Mágina, Sierra de Andújar o Despeñaperros. Si os parecen pocos motivos, quiero recordaros que no hace falta coger el coche para disfrutar de la naturaleza, lindando con la capital podemos disfrutar de otros parajes naturales con distintas categorías de protección como es el Cerro de Santa Catalina y Jabalcuz. Jaén es mucho más que un mar de olivos para conocer y sorprendernos con su encanto.

El senderismo transciende mucho más allá de la práctica deportiva o de tener un sustento como forma de vida. Siempre que recorro los bosques, ya sea en solitario o en compañía, me sorprende la capacidad de cambio y adaptación que posee la naturaleza, el cambio de colores con cada estación, la cantidad de recursos que se pueden encontrar allí y que el hombre ha sabido emplear en su propio beneficio desde tiempos ancestrales como la madera, frutos, setas, cal, resina… y por supuesto el agua. Para mí esta actividad es una forma de acercarnos a nuestra cultura, conocer nuestro patrimonio e incluso parte de nuestra historia.

No hay nada con lo que disfrute más que esperar cada fin de semana con ansia para coger mi mochila y acercarme a la sierra. Disfrutar de los paisajes, de los susurros que el viento provoca al mecer los árboles, de los murmullos del agua corriendo alegre por el cauce de los arroyos, el canto de las aves que despiertan tras el duro invierno, los colores ocres y dorados del otoño, aprender de la etología y el comportamiento de los grandes mamíferos… siempre hace que me sienta pequeño y humilde.

Hay una frase que lo define a la perfección ‘A veces necesitamos perdernos para encontrarnos’.

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