Mucho se ha escrito ya en libros, artículos y otras publicaciones sobre los célebres “Campos de Hernán Pelea o Perea”, un paraje tan singular bien merece más que unas cuantas palabras. Ubicados dentro de la Sierra de Segura y casi internados en la Sierra de la Cabrilla se encuentra la mayor meseta de toda la península ibérica, con una superficie superior a las 5.000 hectáreas y una altitud media que ronda los 1600 metros, se trata de una de las zonas más gélidas del país, donde el mercurio llega a bajar hasta los 20 grados bajo cero y se alzan las cumbres más emblemáticas del Parque.
No está mal como carta de presentación, pero Los Campos, como es conocido por los serranos, es mucho más que extensa altiplanicie. Sus imponentes paisajes, representan uno de los mejores ejemplos del modelado kárstico, ya he hablado varias veces de este tipo de relieve, pero ¿Qué es un karst? Se trata de una extensión de roca en este caso calizas y algunas dolomías, que son erosionadas por acción directa del agua. Ésta al precipitarse sobre el suelo se acidifica, moldeando la piedra y al mismo tiempo adquiriendo minerales, creados túneles, cavernas, estalactitas y origina el nacimiento de múltiples afluentes de agua. De igual forma la nieve y el deshielo, junto que el viento va formando el relieve de forma lenta pero inexorable.
Acercarse a este mágico lugar siempre entraña un punto extra de riesgo, ya que en esta altitud apenas existe vegetación que nos pueda servir como referencia para orientarnos, el tiempo cambia constantemente y no es difícil ser atrapado por tormentas o nevadas en invierno, sufrir los abrasadores rayos de sol en verano o incluso ser engullido por las numerosas simas repartidas por la vasta llanura. No son pocos los montañeros que han desafiado Los Campos y han sido derrotados. La falta de preparación, las largas horas de soledad, la desorientación, la hipotermia… son riesgos reales a los que te expones si intentas cruzarlos.
No podemos olvidar que cruzar Los Campos, implica estar rodeado de muchas de las cumbres más impresionantes de nuestra geografía. Subir hasta el pico Empanadas, techo del Parque a 2107 metros de altitud y límite de la provincia, nos regala una vista impresionante a toda la vecina Sierra de Castril, desde su vértice geodésico podemos divisar kilómetros y kilómetros de escarpadas cordilleras. Por otra parte subir hasta la cumbre de Las Banderillas casi a 2000 metros, es una de las numerosas derivaciones del GR-247, con las increíbles vistas a los valles que crean los ríos Borosa y Aguasmulas, sin duda uno de los lugares más especiales que puedes visitar.
Quien conoce este paraje, sabe de sobra su íntima unión con la ganadería y el pastoreo. Aún son muchas las familias que viven de la cría extensiva de uno de nuestros productos estrella, el cordero segureño. Los Campos de Hernán Perea son hoy en día, historia viva de la trashumancia, como atestiguan las muchas covachas de pastores, algunas hoy día rehabilitadas y convertidas en refugio vivac, las múltiples tinadas incrustadas en el paisaje, los recuerdos de los tornajos y sus frescas aguas y los despreocupadas rebaños que pueblan las laderas en meses estivales.
Los Campos son una explosión de vida en verano y un paraíso helado en el inverno, un ecosistema en constante cambio y una auténtica maravilla de la naturaleza dentro de nuestras fronteras.
Son espectaculares, te transmiten una sensación de paz y tranquilidad.