Giribaile está considerado como uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España. En este paraje natural se conservan los restos del primitivo poblado ibero a la curiosidad de sus numerosas cuevas excavadas en la roca.
Se le suma su fortaleza medieval, construida en el siglo IX por los almohades. Los restos son visibles a kilómetros de distancia, aunque el acceso es un tanto complicado. El viajero debe subir un angosto sendero. Lo primero que llama la atención nada más llegar es el paisaje que se divisa, así como los restos de la muralla que protegía la fortaleza y las dos torres que aún se conservan. En ellas se observa la superposición de estructuras de diferentes épocas y, entre ambas, una pequeña barbacana.
En torno a Giribaile surgieron leyendas. Hablan del señor del castillo, Gil Baile o Gil Baylo de Cabrero. Cuentan que el rey concedió las tierras que se divisaran desde la torre más alta del castillo, lo que le llevó a construir una torre desmesuradamente alta a cuyo pie colocó una lápida que decía: «De río a río todo es mío. Soy el señor de Giribaile, que no morirá de sed, ni de hambre».